jueves, 21 de agosto de 2008

Recuerdos

Insistiendo con esa manía de dejar los recuerdos sueltos por la casa, los dejo andar… Ojalá vos puedas encapsular los recuerdos. Yo no puedo. Andan por los bordes de mi cuaderno de la facultad, en la cocina mientras pico cebolla, en los viajes en colectivo… Primeros besos, viajes, madrugadas de juegos, llantos, abandonos, desilusiones, mentiras que dicen no ser mentiras pero mienten...

¿y que más puedo hacer que convivir con ellos?

Conservación de los recuerdos

Los famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos en la siguiente forma: Luego de fijado el recuerdo con pelos y señales, lo envuelven de pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado contra la pared de la sala, con un cartelito que dice: "Excursión a Quilmes", o: "Frank Sinatra". Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: "No vayas a lastimarte", y también: "Cuidado con los escalones". Es por eso que las casas de los famas son ordenadas y silenciosas, mientras que en las de los cronopios hay gran bulla y puertas que golpean. Los vecinos se quejan siempre de los cronopios, y los famas mueven la cabeza comprensivamente y van a ver si las etiquetas están todas en su sitio.

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